En los casos en los que la madre no está disponible este aporte energético lo realiza el padre o en su caso la(s) persona(s) con la(s) que está conectada. Tras el corte del cordón umbilical la leche materna es el primer alimento físico de los bebés. Esta leche es sustituida por alimentos externos en los primeros meses o años de vida, pero es la madre quien energéticamente alimenta al hijo o hija hasta que a la edad aproximada de 7 años sus riñones comienzan a crecer. La Medicina China establece que los dientes, al igual que el resto de huesos, se nutre de la energía de los riñones, que a su vez cumplen la función de reserva energética comparable a la función que una batería ejerce en un coche. Los dientes de leche, como su nombre indica, están asociados a la nutrición materna y no es hasta la edad aproximada de 7 años, cuando los riñones del niño o niña comienzan a crecer que comienzan a mudarse por dientes definitivos.

La demanda energética que el hijo o hija realiza de la madre supone un desgaste adicional importante para ésta, que a pesar de variar en función de las circunstancias que rodean a la madre y al propio niño, no es suficientemente considerado en la mayoría de las ocasiones. Los cambios socioeconómicos y culturales vividos en las últimas décadas han hecho que la mayoría de las madres trabajen también fuera del hogar compaginando ésta función de nutrición energética con muchas otras exigencias. Como consecuencia de ello se ha incrementado el número de mujeres con hijos pequeños que acuden a consulta aquejadas de síntomas que tienen en su origen un agotamiento de la energía del riñón; tales como: agotamiento, dolores de espalda, vértigos y ansiedad-depresión. El tratamiento, en estos casos pasa por la toma de conciencia de la transferencia energética madre->hijo, aumentar el reposo en la medida de lo posible, cuidar la alimentación y fortalecer la energía del riñón de la madre a través de la acupuntura y la fitoterapia.